Un esguince es la rasgadura, distensión o estiramiento excesivo de algún ligamento (banda resistente de tejido elástico que une los extremos óseos en una articulación). Se produce debido a un movimiento brusco, caída, golpe o una fuerte torsión de la misma, que hace superar su amplitud normal. También se denomina “torcedura” en lenguaje común.
Tipos de esguince
- Esguince Grado I o benigno:
Es una distensión del ligamento. Éste está intacto pero se ha estirado más allá de sus posibilidades. Puede haber inflamación y dolor, pero se distingue de grados más graves en que no hay hematoma, ya que el ligamento no se ha roto.
- Esguince Grado II o moderado:
En esta ocasión ha habido un desgarro del ligamento, por lo que sí hay hematoma e inflamación.
- Esguince Grado III o grave:
El ligamento se ha roto completamente. Hay hematoma e inflamación. Es posible que este esguince grave duela menos que uno moderado o leve, por lo que no hay que confiarse. Si hay hematoma, es porque se ha roto el ligamento, y habrá que acudir al médico traumatólogo para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
El tratamiento, sea cual sea la gravedad, siempre es conservador, es decir, se trata con inmovilización con vendajes (grados I y II) e incluso escayola en los esguinces más graves. En casos muy concretos se recurre a la cirugía.
Síntomas de esguince benigno
1) Dolor muy agudo que impide caminar.
2) A la media hora el dolor disminuye y permite caminar.
3) A las 24 horas el dolor aumenta bruscamente impidiendo el descanso nocturno, debido a un aumento de la inflamación.
En general si el dolor no sigue esta evolución podría haber otra lesión aparte del esguince.
Cómo actuar
1. Reposo: Hay que evitar apoyar el pie en carga en los primeros días o semanas (según gravedad).
2. Hielo inmediato: 20 minutos cada 3-6 horas.
3. Elevación de la pierna a 45º por encima de la horizontal.
4. Compresión mediante un vendaje realizado por un fisioterapeuta o personal cualificado.
Para volver a practicar deportes, generalmente se recomienda que la inflamación o el dolor no existan o sean mínimos. Si el dolor es mínimo, lo mejor será poner una venda para asegurar mejor la zona afectada. En los esguinces más graves es una buena idea proteger el tobillo con una tobillera o una ortesis para disminuir la probabilidad de nuevos episodios de esguince. Ten en cuenta las recomendaciones de tu médico.